Terapia Familiar
La terapia sistémica
El objetivo fundamental de la terapia familiar sistémica es fortalecer la autonomía y la autoestima de cada miembro de la familia, así como fortalecer la cohesión entre la familia para mejorar la comunicación, el intercambio y modificar los hábitos nocivos de la relación. La terapia familiar sistémica está orientada a la solución de problemas.
Dependiendo de la situación el terapeuta decide si se reúne con todo el sistema, con subgrupos (sólo los padres, hermanos) o con los miembros individuales. En la terapia familiar sistémica no se trata la persona aislada sino todo su sistema. La atención se centra en los patrones de relación y en las dinámicas existentes en el sistema, a partir de la idea básica que las acciones de los miembros de un sistema se influyen mutuamente.
Cada sistema tiene ciertas "reglas de juego", a menudo no explicitadas con las que los miembros se relacionen y consiguen un equilibrio. Si cada miembro del sistema tiene espacio suficiente, entonces los límites del sistema son nítidos y transparentes, quiere decir que los miembros pueden responder a los cambios con flexibilidad. Si los límites son demasiado rígidos o difusos el sistema se enferma. Entonces, por ejemplo, los abuelos pueden interferir en las tareas de los padres, o el padre responde en una entrevista, a las preguntas que en realidad son dirigidas a su hijo. Algunos problemas son heredadas a través de generaciones: Tal vez los niños tratan de hacer realidad los sueños de vida de sus padres o abuelos.
Si se altera el equilibrio de la familia a menudo sólo un miembro de la familia presenta síntomas o una conducta llamativa. Muchas veces son los niños que presentan problemas de comportamiento y con ellos muestran los desórdenes o perturbaciones en el sistema. Y aparentemente son solo ellos los que entretienen todo el sistema con su conducta que en realidad solo es un síntoma de un desarreglo en todo el sistema. Posiblemente ellos previenen con ello la ruptura de la estructura familiar. Así pueden servir las dificultades que experimenta un niño en el colegio para que no se rompa el matrimonio conflictivo de los padres porque así se tienen que ocupar juntos por las dificultades del hijo. Por lo tanto, la perturbación tiene una función positiva, incluso si el portador del síntoma la sufre.
En el enfoque sistémico la persona no se considera por sus defectos sino por sus habilidades y recursos, que se expresen incluso en los comportamientos problemáticos. En el tratamiento sistémico los problemas y síntomas de los miembros del sistema son reinterpretados y considerados como positivos y estabilizadores. Para que estos problemas se vuelvan innecesarios, se revelan las alianzas unilaterales, conflictos desviados, atribuciones que enferman, luchas internas y las intrincadas redes de relaciones y se buscan nuevas soluciones.